Esta vez la Navidad no se me ha echado encima. Esa sensación de corre corre que te planta en Nochebuena y casi caes de bruces en el portal, te encuentras al Niño y no sabes cómo reaccionar. Se lo debo, en parte, a los blogs mañaneros que ya nos han felicitado las fiestas.
"Gloria a Dios en las Alturas y Paz a los hombres de buena voluntad", anuncia el ángel. Nos ha nacido un Niño, "el Mesías, el Señor"... Nos ha nacido. Nos... A todos; a mí también. Me va bien colocarme al final de la fila para empaparme de este Amor universal, sin distinción de raza, condición, creencias. El Niño no clasifica. Es muy chico. Tú sí, tú... también. A pesar de las luces estridentes que parecen iluminar por otros motivos y enfocan, descaradas, los escaparates. A pesar, a pesar... Nos ha nacido. A todos. Algunos tienen prisa y apenas se quedan unos minutos. Nadie sabe cuándo, cómo, dónde la sonrisa del Niño Dios será el mejor bálsamo para las heridas del alma. No lo sabe nadie... Otros llegan fatigados; buscan un rincón cálido y se acurrucan. Tal vez son como el Tamborilero y no poseeen "más que un viejo tambor... ropopom-pom... ropopom-pom, pom, pom..."
Todavía no hemos puesto el Belén de la sala de estar. El retraso tiene justificación... Cada vez es más difícil que la República esté al completo. Y cuando colocamos las figuras, sale solo revivir el día que empezó la Historia de la salvación del hombre. Y es más fácil recordar que el caldo exquisito (este año lo ha preparado mi hermano José Mª); el gall de corral, els turrons y les neules... ;la mesa de Fiesta Grande, vestida con esmero; la ilusión con la que esperamos un 25 de Diciembre con la pequeña de mi hermano pequeño, un miembro más. Y todo, lo que parece lo mismo pero no es lo mismo. El brindis del avi que sube la temperatura del alma, por si acaso con el folklore de las viandas se diluye el primer beso de Bon Nadal; ; la entrega sin reservas de la iaia,... ¡cuánta, cuánta entrega, mamá!...
La pobreza del Niño nos refresca que somos también pobres... pobrones... en salud, en generosidad, en tiempo para Dios y los demás... Cada año parece lo mismo pero no es lo mismo. Cada año se derrite, como las velas que encendemos junto al pesebre, alguna zona muy oculta del corazón para que el Niño se acomode. No cuesta tanto... Jesús es todavía muy pequeño y apenas llora.
Este año, como cada año, "Nos ha nacido el Salvador, el Mesías, el Señor". "Gloria a Dios en las Alturas y Paz a los hombres de buena voluntad". Cantemos al Amor de los amores...
Os deseo, con todo el cariño, una Feliz y Santa Navidad.