Ahí anda Mafalda... deshojando la margarita. Escribo... no escribo... escribo... no escribo... Se ha hecho mayor. Y, la pobre, sigue tan intensa... Lleva mucho vivido y observado. Cuando abrió esta ventana se prometió a sí misma no pelearse con Susanita y dejarla en paz... allá ella con sus "hijitos", que le han salido chiquitos y respondones como Libertad, con baja autoestima como Felipito y más agarraos que un chotis como Manolito. Hizo un pacto consigo misma y se propuso cambiar de acera antes de tropezar con planteamientos "cósmicos" y embarullados. Tremendo error. Preferible es aceptar que hay cosas que no varían.
Esta es mi segunda primavera en Crecidas y Afluentes. La segunda primavera que me esfuerzo para que los garabatos de este blog no rasguen el papel como en Pensar de Oficio. Tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe; hubo que ingresarlo de urgencia y todavía está en la UCI.
Soñar es gratis y yo soñé con primaveras al aire libre, cargando los pulmones de oxígeno y abriendo los sentidos al color, la luz y al olor de las aromáticas que suelo plantar por estas fechas. Pero pretender vivir de un sueño sale muy caro y no es cuestión...
Demasiado preámbulo para justificar que lo prometido es deuda, pero debería haberlo sopesado con realismo. Así que... si no paseo por aquí es que me he ido a dar una vuelta por el Callejón de los espejos. Hoy tatareando "Bendita la luz... bendita la luz de tu mirada... bendito Dios por encontrarnos en el camino"...