Fotografía: Robert Doisneau |
Eran veranos simples y apretados de bicis y excursiones. Un grupo heterogéneo que todavía no era consciente de sus diferencias: los hijos de los ricos del pueblo que vivían de la construcción; los recién llegados de Guadix y su orgullo de raza ; los de "can..." y "can ... y "can..."...; los nietos de María que vivíamos en la ciudad.
Nosotros no salíamos hasta que terminábamos los deberes; era sagrado. Recuerdo aquellos cuadernillos "Rubio" que nos compraba mi padre y revisaba personalmente. Le dedicábamos un tiempo "necesario" según mis padres y excesivo para la pandilla que nos esperaba impaciente con las bicicletas. Carmen "la cojita" me humillaba con la mirada, creo que sin intención... ¡Deberes...! Yo la admiraba... Era espontánea, dicharachera; decía una barbaridad y se quedaba tan ancha. Con un solo gesto de ella o del "Rubio" enrojecía... Cuando ellos entraban en la casa guardaban la compostura, como si mis padres ejercieran un influjo sobre el aire que se respiraba... O quizá era el orden que emanaba de mi madre y se depositaba en lo material, lo humano y lo divino.
Ahora sé que no éramos iguales... Nuestras trayectorias vitales empezaron a distanciarse en la adolescencia. Ahora no sé dónde anda nadie. Personas importantes en mi infancia se han quedado en un pozo cerrado de eslabones perdidos. Probablemente el pueblo habrá mudado... enterrado a muchos de sus habitantes, renovado a los dueños de sus casas por el flujo de los pueblos vecinos... La mía -la de mi abuela- ya no existe... desde que ella dejó de estar. Rememorando lo que fui despejo incógnitas de lo que soy...
"Vivir es ver volver"
Nosotros no salíamos hasta que terminábamos los deberes; era sagrado. Recuerdo aquellos cuadernillos "Rubio" que nos compraba mi padre y revisaba personalmente. Le dedicábamos un tiempo "necesario" según mis padres y excesivo para la pandilla que nos esperaba impaciente con las bicicletas. Carmen "la cojita" me humillaba con la mirada, creo que sin intención... ¡Deberes...! Yo la admiraba... Era espontánea, dicharachera; decía una barbaridad y se quedaba tan ancha. Con un solo gesto de ella o del "Rubio" enrojecía... Cuando ellos entraban en la casa guardaban la compostura, como si mis padres ejercieran un influjo sobre el aire que se respiraba... O quizá era el orden que emanaba de mi madre y se depositaba en lo material, lo humano y lo divino.
Ahora sé que no éramos iguales... Nuestras trayectorias vitales empezaron a distanciarse en la adolescencia. Ahora no sé dónde anda nadie. Personas importantes en mi infancia se han quedado en un pozo cerrado de eslabones perdidos. Probablemente el pueblo habrá mudado... enterrado a muchos de sus habitantes, renovado a los dueños de sus casas por el flujo de los pueblos vecinos... La mía -la de mi abuela- ya no existe... desde que ella dejó de estar. Rememorando lo que fui despejo incógnitas de lo que soy...
"Vivir es ver volver"
2 comentarios:
¿simples? ... no puede haber simpleza cuando hay profundidad :)))
No había nada extraordinario, pero no se nos comía la rutina. Mucho aire libre, ejercicio... en una casa con una belleza rústica que recuerdo palmo a palmo. Quizá es cierto que la palabra no es simple sino sencillo. Gracias por la precisión, broder.
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