domingo, 10 de noviembre de 2013

Aguafiestas...

Foto: Verdad...

Buena frase. Se juzga. Mucho más de lo que deberíamos -si es que debemos-. Enfocando el juicio desde nuestra perspectiva, circunstancias, experiencias... A veces revestido de charla trivial, intrascendente... que empieza con la excusa de un "cotilleo" y acaba destripando a fulano-de-tal hasta que asoman los menudillos. Los datos que no se tienen... ¿se inventan? Pregunta retórica. 

Pero claro... si al corrillo se añade alguien con dos dedos o con sensatez o con un mínimo de idea sobre la justicia... y se le ocurre equilibrar la balanza ... ya está el aguafiestas que ha cortado el rollo. 

¿A nadie le han dicho nunca "anda, no seas moñas y peca de cuando en cuando" 

Preferible que nadie nos tuviera que prestar sus zapatos. Daría para recorrer "x" veces el Camino de Santiago.

martes, 5 de noviembre de 2013

Esos campos "robados" ...



Estoy aligerando y ordenando la república. La tengo a régimen. No sabía la gravedad del sobrepeso. 

Estos días toca papeles y hoy he tocado fondo(valga la redundancia); ¡los apuntes de hace mil años! Me he entretenido -emocionado a veces- con los recuerdos de las clases de Historia del español y Semántica con Coloma Lleal, Sintaxis con el Dr. Marsá, Historia de la lingüística con Jesús Tusón... Revolviendo entre resúmenes de aquellos tiempos, un artículo que colé entre unas hojas por alguna razón y se me olvidó anotar su autoría. Sería quizá la interpretación libre y poética de un (una en este caso) no lingüista sobre aquellos campos semánticos "de libro" tan complejos...  Curioso. Todavía hoy pienso si no se trata de un ataque a la palabra... o una elucubración muy bien estructurada.

"Oí hablar sobre algo que los lingüistas denominan campos semánticos y, como no soy experta en la materia, no sabría explicar bien de qué se trata. Pero hubo un día que lo intuí o lo imaginé. Y pensaba en esos campos que pertenecen al lenguaje y a la palabra, aunque más bien le preceden.  Le preceden en la mente antes de que ésta la  escupa en forma de vocablo. Y residen en ella de una forma abstracta, algo desordenada y en imágenes. Después llega la hora de la siega. Hay veces que lo haces a mano y otras mecánicamente, pero al segar destruyes los campos y escupes la palabra. La escupes, la ordenas y la empaquetas para exhibirla y que alguien se quede con ella; y puede que sí construyas palabras, palabras y más palabras, formes alguna frase y más… Y las exhibes… y al exhibirlas y empaquetarlas  puede que incluso te prostituyas con ellas  o sean objeto de mercadeo que, en definitiva, es como prostituirse. 

… ¡Qué lejos quedan esos campos cuando llegan las reglas para construir  la palabra!

-¿Por qué has dibujado campo, trigo, arboleda y un árbol lejano?

Primero existió el "campo" y por eso dibujé un campo; dibujé un campo y pensé en trigo porque como no entiendo de "campos"  la imagen del trigo surgió sin querer, sin premeditarlo. Y dibujé un campo de trigo porque el trigo está muy presente en todo lo que comemos; y era campo de trigo por la tierra, por la semilla y por la siega. Y creo que también por la parábola, pero no indagué mucho en ella.

Y allí, a  las espigas las azotaba el viento, y aunque crecían, cada una podía bailar al son del movimiento de las nubes. Había tierra (no me preguntes por la fertilidad; no quise llegar tan adentro). Pero soplaba el viento, llámale brisa si quieres, y había espacio para tumbarme en ese campo y mirar al cielo, que me diera el sol en la cara, que me acariciara el aire y que no me importara que cualquier maleza entrara en mi cuerpo. Y donde me tumbara aplastaría algún  fruto y encontraría alguna mala hierba y también alguna flor silvestre. Y todo eso no me importaría porque el sol calentaba mi cara y me acariciaba un rumor suave que, amable, llegaba a mí convertido en brisa.

Y allí, en algún momento, dormida sin ser siesta, me incorporaría sin sacudirme los restos de trigo que se colaran por el cuello de mi blusa, y andaría por esos árboles de la arboleda y correría buscando  aquél, el más lejano, el que estaba  más perdido…

Y con una navaja escribiría algo en ese árbol, algo corto, algo sencillo; no preguntes, que aunque prostituida sigo vestida…"

Si alguno se reconoce en el texto que lo reclame, por favor.
Y si llueve en el "campo"... ojalá que sea café.