Este verano no he publicado. Ya es una costumbre, aunque esta vez no he avisado; no estaba en mi ánimo cerrar el blog temporalmente.
Este verano, como ya es costumbre, he sido poco fiel a la palabra escrita... larga y tendida. He tomado prestadas las palabras de otros, más acertadas, y he recurrido a las redes sociales. Y la tortura a la que están siendo sometidos los nazarenos han centrado mis plegarias. También me ha impulsado a cambiar la fotografía de perfil por la nu. Yo también soy nazarena.
Este verano, como viene siendo habitual, el calor ha abierto las puertas de la República y he renovado una vocación recién descubierta... el hogar al que Sisa encontró melodía ...amics entreu, passeu... passeu... de les tristors en farem fums. Casa meva és casa vostra... SI ÉS QUE N'HI HA CASES D'ALGÚ... a pesar de que tengo el convencimiento de no haber sabido /podido alargar el brazo y el corazón todo lo que hubiera querido o quizá todo lo que han necesitado aquellos a los que amo.
Este verano, por primera vez, he robado al sol la medicina contra la melancolía y la euforia patológica mientras lanzaba por el retrete toda la química de mi botica particular. Me he querido demostrar que puedo con nada y la nada me ha engullido. Volver a empezar desde cero tiene su aquel a ciertas edades. Nadie es inmune al error, ni siquiera pasado el medio siglo. El mío, esta vez, me lo he apuntado con letras mayúsculas... para no olvidarlo.
Este verano, más que otros, los ciudadanos han trabajado; tanto que lo propio sería colgar ahora el cartel "Cerrado por vacaciones". Pero el curso ya ha empezado y ahora toca seguir con uno nuevo.
Este verano ha sido el preludio de una boda. No soy su madre pero me he tragado las lágrimas más que ella... Sarracena es poco llorona. "Blanca y radiante está la novia..." El día seis. A las 19'45. Una Carmina bellísima y feliz.
Este verano de luna llena que casi se pudo tocar, ha habido de todo. Julio intenso con mi sobrina Marta, que me ha hecho degustar las mieles de lo que es ser abuela sin serlo todavía... Incluso mi cuñadísimo Antonio ha cerrado su cuenta de Facebook. Impensable hace unos meses.
Mar bravo, mar tranquilo y cristalino... también mar de fondo. Pero bien está lo que bien acaba. Y con la esperanza de que sea bueno lo que nos depara a todos... a los que este punto de locura nos arrastra por estos lares.