miércoles, 24 de septiembre de 2014

Cuando la tierra llora...



Hoy las aguas bajan veloces, sucias... Arrancan lo que encuentran a su paso. La crecida es implacable. Es el llanto de la tierra resbaladiza y viscosa.  Llora de rabia porque no le caben más muertos. La tierra se queja y el firmamento se vacía de agua salina. Una panza plomiza aúlla con dolores de parto y envuelve un lugar llamado mundo. Y el Planeta revienta los tímpanos de los sedientos de justicia. 

En un lugar llamado mundo los hombres ahogan la voz de su conciencia... Caminan por un sendero consensuado sin mirar al suelo, sin mirar al cielo. Pasan inadvertidos, enmascarados por una nebulosa ciega, los no nacidos... los vivos sin voz. No alcanzan los barrotes de los balcones ; el torrente brusco, presuntuoso, los aboca a una desembocadura ciega e inhóspita... 

En este lugar llamado mundo hay individuos que lanzan una moneda al aire. Cara o cruz. Tú sí... ¡tú no! Y cada no nacido que cae en el abismo es una gota que perfora el alma, poco a poco, sin advertirlo apenas.

Descansen en paz.

jueves, 18 de septiembre de 2014

Como el orejero.


Hay un orejero en casa. De piel... a pedazos. Una imitación cubre los reposabrazos y el asiento empieza a quejarse de tantas "sentadas". Quizá por eso es mullido y acogedor. Tal vez por eso invita a la confidencia. 

De un tiempo a esta parte abraza los cuerpos de  almas molidas por el dolor de una ruptura, la lucha por endulzar los combates con hijos adolescentes, la decepción porque un punto de apoyo dejó de serlo sin razón aparente... Cuánto alivia hablar. A menudo ni siquiera para encontrar soluciones... Hablar para vaciar, para convertir una crecida en afluente tranquilo, para corroborar que no estamos solos. 

Y uno querría ser... ¡malabarista!, prestidigitador de sueños rasgados. Visto y no visto. Pero todo se queda ahí, en el flujo amable de las palabras; con una cerveza o una bebida helada si aprieta el calor o en un café -y dos- en las tardes cortas de invierno. Envueltas en el humo de demasiados cigarrillos que se disipa cuando abro la terraza... como si el peso de todo lo que aturde se oxigenara con la marinada. 

El bálsamo del tú a tú. Que no nos falte.
Dios nos libre de la indiferencia.


"Quisiera ser convexo
para tu mano cóncava.
Y como un tronco hueco
para acogerte en mi regazo
y darte sombra y sueño.
Suave y horizontal e interminable
para la huella alterna y presurosa
de tu pie izquierdo
y de tu pie derecho.
Ser de todas las formas
como agua siempre a gusto en cualquier vaso
siempre abrazándote por dentro.
Y también como vaso
para abrazar por fuera al mismo tiempo.
Como el agua hecha vaso
tu confín - dentro y fuera - siempre exacto".

                       Gerardo Diego, de Versos humanos,1918-1925

domingo, 14 de septiembre de 2014

Antònia.


Termino el día... mejor... empiezo ya el domingo con el corazón herido y dividido. Antònia Cuadros se nos ha ido; nos ha dejado. Ha dejado el colegio de mis hijas - ya antiguas alumnas- huérfano de su profesionalidad, sentido común, eficacia, exigencia sin necesidad de ¿látigo?, autoridad genuina... cordura... La retahíla sería interminable. 

Su cabeza de mujer de ciencias y mi relación pasional por las letras fue siempre fuente de "piques" hilarantes en las conversaciones de café... Antònia. Inteligente y aguda. Culta y cinéfila. Y humana. Una humanidad exenta de sentimentalismo. Obras son amores... Obras... Consejos que me han valido en mi vida profesional y personal. Aquellos tiempos del destino del jefe en Ceuta. No me avergüenza reconocer que las lágrimas hacían acto de presencia sin avisar cuando había algún evento organizado por  el colegio y actuaban mis ciudadanos. Su mano amiga me rescataba del dolor y la soledad. Un café o un agua... una conversación sosegada,.. para que pudiera volver a casa en coche con serenidad. 

Me dejo el curso escolar en Lleida... y el bachillerato de la ciudadana tecnitas. No hace falta. Antònia lo sabe.

He podido despedirme de ella. Mi hija María -su "milagro"... a buen entendedor...- y yo apenas nos asomamos el jueves al mediodía a la puerta del Socio Sanitario. Lo justo para verla y que ella nos viera. Un beso lanzado al aire ... "¡Guapaaaa!" Quería decirle que nos acordábamos de ella, que rezábamos por ella... Salió al revés: "Acuérdate de nosotras". Ahora tengo el convencimiento de que fueron las palabras correctas, las que correspondían. Ella ya vela por nosotros. 

En la sala de estar del club juvenil Trasmall ha estado el féretro toda la tarde. Antònia yace tranquila. Su rostro emana una paz difícil de describir. Solo viéndola se entiende que, a veces, las mordeduras del alma no sangran; son pinchazos... como pellizcos... que despiertan el corazón para poder conjugar el adiós con un "hasta que volvamos a vernos". 

Gracias por todo, Antònia. Acuérdate de nosotros en el Paraíso.


jueves, 11 de septiembre de 2014

María...

María con su ahijada Marta.
Mucho tiempo que solo/apenas la cito siendo la más citada y requerida de la República. "¡Maríaaa...! la tele no da señal" "¡Maríaaaa... ! ¿qué le pasa al router? "¡Maríaaa...! que me he dormido. ¿Me acercas a...?"

María es la ciudadana tecnitas. Pulcra, ordenada, serena...  Una cabeza de ciencias. Todo bajo control. Un mar inmenso y azul como sus ojos... aparentemente en calma. Una playa de arena fina con eterna bandera verde. 

"Un, dos tres... Un pasito p'alante, María..." Porque María no se permite el pasito p'atrás. Recta, buena. Fue Antònia -querida Antònia-, su tutora y profesora de matemáticas la que me abrió los ojos. La recuerdo con dolor y agradecimiento en estos momentos tan duros de su enfermedad. "Sunsi... en este curso hay gente irresponsable, poco responsable, responsable, muy responsable... y María". Y demasiadas veces se me olvida que es capaz de asumir cargas pesadas sin soltar prenda. "No pateixis, mama..." Y tira, tira... La carrera, las clases particulares, la mano larga que echa en casa. Sus ausencias en la República se notan mucho más de lo que ella imagina.

Discreta, prudente. Sonriente. Y enamorada.

Mi ciudadana tecnitas cumplió ayer 22 años. Y este post pretende ser el reconocimiento de su madre. Ella sabe cuánto la quiero. Mucho, muchísimo. Pero quería escribír-se-lo.

martes, 9 de septiembre de 2014

Este verano...



Este verano no he publicado. Ya es una costumbre, aunque esta vez no he avisado; no estaba en mi ánimo cerrar el blog temporalmente. 

Este verano, como ya es costumbre, he sido poco fiel a la palabra escrita... larga y tendida. He tomado prestadas las palabras de otros, más acertadas, y he recurrido a las redes sociales. Y la tortura a la que están siendo sometidos los nazarenos han centrado mis plegarias. También me ha impulsado a cambiar la fotografía de perfil por la nu. Yo también soy nazarena.

Este verano, como viene siendo habitual, el calor ha abierto las puertas de la República y he renovado una vocación recién descubierta... el hogar al que Sisa encontró melodía ...amics entreu, passeu... passeu... de les tristors en farem fums. Casa meva és casa vostra... SI ÉS QUE N'HI HA CASES D'ALGÚ... a pesar de que tengo el convencimiento de no haber sabido /podido alargar el brazo y el corazón todo lo que hubiera querido o quizá todo lo que han necesitado aquellos a los que amo.

Este verano, por primera vez, he robado al sol la medicina contra la melancolía y la euforia patológica mientras lanzaba por el retrete toda la química de mi botica particular. Me he querido demostrar que puedo con nada y la nada me ha engullido. Volver a empezar desde cero tiene su aquel a ciertas edades. Nadie es inmune al error, ni siquiera pasado el medio siglo. El mío, esta vez, me lo he apuntado con letras mayúsculas... para no olvidarlo. 

Este verano, más que otros, los ciudadanos han trabajado; tanto que lo propio sería colgar ahora el cartel "Cerrado por vacaciones". Pero el curso ya ha empezado y ahora toca seguir con uno nuevo.

Este verano ha sido el preludio de una boda. No soy su madre pero me he tragado las lágrimas más que ella... Sarracena es poco llorona. "Blanca y radiante está la novia..." El día seis. A las 19'45. Una Carmina bellísima y feliz. 

Este verano de luna llena que casi se pudo tocar, ha habido de todo. Julio intenso con mi sobrina Marta, que me ha hecho degustar las mieles de lo que es ser abuela sin serlo todavía... Incluso mi cuñadísimo Antonio ha cerrado su cuenta de Facebook. Impensable hace unos meses.

Mar bravo, mar tranquilo y cristalino... también mar de fondo. Pero bien está lo que bien acaba. Y con la esperanza de que sea bueno lo que nos depara a todos... a los que este punto de locura nos arrastra por estos lares.