Esto es el mundo al revés. Meses antes son basura; después, los reyezuelos de la casa que consiguen con un llanto que el mundo se postre a sus pies.
Asfixiarlos con agua y sal en el seno materno es irrelevante. Querría pensar que es fruto de la ignorancia, de no saber qué es exactamente lo que se sustrae del vientre una vez el bebé ha muerto. En este caso lo correcto sería emplear la oración pasiva. El bebé no muere voluntariamente... Es "muerto", que en español no contempla otra fórmula de expresión que no sea "es asesinado".
"Vamos a contar mentiras"; me sobra el "tralará", que el tema es demasiado serio como para andar con tonterías de literatura barata. "En el mar corre la liebre, por el monte las sardinas" y los bebés son el objeto de todos nuestros desvelos cuando nacen, cuando se desprenden del claustro materno. Antes... antes... es solo un tiempo previo a todo por lo que mataríamos después.
Alguna pieza no está en su sitio o no encaja... o falta o sobra. Y nos devuelve una imagen surrealista, incoherente. La lucha por la vida es un frente en el que lo propio sería sumar. Por tantos y tantos niños que mueren a causa de falta de alimentos, medicinas, condiciones higiénicas + por tantos ancianos abandonados a su suerte + por familias enteras que enferman a causa del hambre y la falta de techo + por las víctimas del terrorismo, de los genocidios + por la abolición universal de la pena de muerte... Más. Sumar. Cualquier atentado a la dignidad del ser humano, a la vida sin fisuras donde se pueda colar un resquicio de duda... es suma. También la de los no nacidos. También.