martes, 3 de marzo de 2015

Puntos suspensivos.




No sé cómo escribir esto. A ver si fluye, que la falta de costumbre empieza a dejar huella. 

"Las últimas palabras son de efectos más duraderos que las primeras, por lo que deben ser particularmente bien ponderadas". (José Ortega Y Gasset) 

No quisiera que fueran vocablos de cierre; quizá las previas a esos puntos suspensivos de los que he abusado muchas veces y lo sigo haciendo. Con los puntos suspensivos se pueden realizar dos acciones: borrar dos de ellos o continuar sin fecha concreta. Me quedo más tranquila con la segunda opción. 

Porque ahora toca responder "la familia, bien... Gracias".  Quedó muy atrás aquel  tiempo de mamá-cuenta-apuros-sorpresas-descubrimientos de pre adolescencias y el largo etcétera de lo que se cocía en la República. Los ciudadanos son ya hombres y mujeres que merecen mi respeto y discreción.

Lo que me ronda... ronda tanto que es más elocuente el silencio.

Y la tierra es un estallido de dolor. Estoy en un punto que los impactos diarios me enmudecen; no consigo descifrar y recomponerlos en clave lingüística. He descubierto hace poco Por si acaso. Máximas y mínimas. de Ángel Gabilondo. El día a día de la historia me deja la boca seca. Muy acertados sus aforismos;"El pensamiento precisa siquiera mojar los labios" . Y si da tiempo a beber un vaso de agua fresca... "no todo lo que ocurre se deja resumir".

Vaya por delante el agradecimiento a todos los que os asomáis a esta ventana. Hubiera sido una descortesía dejar los puntos supensivos sin una explicación. Diría ahora que vendrán tiempos mejores, pero es tontería. La escritura tiene poco o nada que ver con estos lugares comunes. No sé si mejores; sí distintos. Y quiero creer que podré volver a abrir de par en par la ventana para que se precipiten las palabras con saltos mortales o volteretas. Ahora la dejo entornada. Un abrazo y todo mi cariño.