sábado, 25 de octubre de 2014

Mafalda... Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades.





"Es la primera vez que nuestros galardones reconocen a un dibujante, y lo hacen premiando la obra de un hombre que trabaja, según él afirma, 'para que el mundo vaya para el lado de los buenos'. Mafalda y los demás personajes de Quino, nacen de su mirada aguda e intuitiva, son profundamente humanos y están dotados de una inteligente ironía o de una dulce inocencia o de un apabullante sentido común”.( FelipeV)


MAFALDA me ha acompañado durante muchos años. Sus viñetas fueron los antojos -no me dio por comer exquisiteces ni frutas exóticas- del primer embarazo, que me pareció larguísimo por el calor de un verano asfixiante... Las noches otoñadas de insomnio terminaban, por fin, con un rayo de sol apoyado en una tira. Las tardes soñolientas  de playa... cuando  La Larga era "el sitio de mi recreo"...  me llevaba en la clásica cesta de mimbre a mi niña preferida ... mostrándome el polvo de Asia, la tontuna de la Burocracia, el significado de conventillo y por qué me producían sarpullidos, el sentido de una amiga diminuta llamada Libertad... MAFALDA. La bibliografía básica para plasmar una idea en aquella vieja columna del Diari de Tarragona... 

MAFALDA dado pistas para la reflexión; jamás me ha dejado indiferente. Tantas veces, al contemplar un suceso cotidiano, emerge del rincón de la memoria una viñeta de Quino. Si es que es cierto que todos tenemos un "alter ego"... el mío es esta niña de pelo imposible,   lenguaraz, idealista, pequeña filósofa de las cosas sencillas, amante de la libertad, con un punto de rebeldía. 

Este es mi obligado homenaje. Que hable ella...










































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He disfrutado con esta muestra Espero que vosotros también. Feliz fin de semana con una hora más de sueño o de esparcimiento.

martes, 21 de octubre de 2014

Sin acritud... a quien corresponda.


Iba a decir que este post lo escribe una católica. Como si mi fe fuera un sobretodo de quita y pon. Rectifico pues. Aquí siempre escribe una católica, sea del tema que sea,  divino o humano... Con más o menos errores, de bulto o sutiles, mi perspectiva es de creyente practicante, perteneciente a la Iglesia que fundó Jesucristo. Formo parte de un Cuerpo Místico donde todos sus miembros tienen su función,  aunque solo sea la de un pedazo de epidermis.

La introducción es importante para poder explicar lo que hoy quería tratar en esta ventana. Mis tragaderas no pueden engullir más. Ya no más. A  esta parte de epidermis le ha salido un sarpullido.  Ha terminado el Sínodo de la familia. La Iglesia ha abierto sus puertas y hemos podido seguir -quien ha querido- el día a día de las ponencias e intervenciones de sus participantes. Los participantes, lógicamente, han participado. Esa era la idea. Y las ideas de los participantes no se han ocultado. Lógicamente también. Hasta ahí todo normal. Lo que no me parece tan normal son determinadas actitudes que se han hecho eco de lo que les ha rechinado o escandalizado. Desde un púlpito que no les corresponde, se alzan con esa postura que toda la vida de Dios se ha denominado "ser más papista que el Papa". Se comparten publicaciones en las redes sociales sobre intervenciones que el propio Papa Francisco ha calificado como "discusiones animadas" y estos ellos consideran poco apropiadas según SU criterio. 

Ya sé que no se lleva. Pero dejadme que lo diga. Amo la Iglesia y a su cabeza visible. Seguro que podría amarla más y mejor. Pero hay algo que tengo claro; no es ningún mérito... me lo enseñaron desde pequeña y en estos momentos lo agradezco más que nunca. Los trapos sucios- si es que los hay- se lavan en casa. Me parece un desacierto airear en los medios-cualquier medio- lo que se considera "desacierto" solo porque no nos entra por el oído derecho... El Sínodo termina dentro de un año, en octubre de 2015.  Podríamos invocar al Espíritu Santo y dejar que hagan bien su trabajo a quienes les compete, por el bien de todas las familias del mundo. 

miércoles, 15 de octubre de 2014

Hogares con luces. Hogares con sombras.






«Cae ya la noche sobre nuestra asamblea. Es la hora en la cual gustoso se regresa a casa para reunirse en la misma mesa, en espesor de los afectos, del bien realizado y recibido, de los encuentros que calientan el corazón y lo hacen crecer, del vino bueno que anticipa en los días del hombre la fiesta sin ocaso. Es también la hora más pesada para quien se encuentra de “tú a tú” con su propia soledad, en el crepúsculo amargo de los sueños y de los proyectos rotos: cuántas personas arrastran sus jornadas en el callejón sin salida de la resignación, del abandono, también del rencor; en cuántas casas se ha terminado el vino de la alegría y, por consiguiente, el sabor – la sabiduría misma – de la vida [...] De unos y de otros esta noche somos sus voces con nuestra oración, una oración para todos». Papa Francisco. Vigilia de oración. 4 de octubre de 2014 en preparación al Sínodo de la familia(1)


Me han calado estas palabras del Papa. He vuelto  a ellas muchas veces. Supongo que para abrir mi cabeza y entender al compás de la Cabeza de la Iglesia.

Cuando cae la noche hay hogares con luz. Niños y adultos se despojan de las prisas, las penas, el ajetreo diario, la rutina. Cae la noche y se saborea el gozo del reposo, del calor de quienes quieren y son queridos porque son.  No se precisan más méritos. La luz de los hogares del mundo... La cena en un tatami, en una mesa vestida de hilo o de hule. El olor a tortilla recién hecha, de una carne de ayer vuelta a aderezar con mantequilla o con sofrito picante. En un cubículo de la gran ciudad o en la periferia, donde el mar besa la arena o en la paz del campo. La noche cae siempre y los hombres vuelven a casa. A casa los que tienen casa. A las sobras los que se han quedado sin nada...  y en la nada siguen intentando avivar los rescoldos del amor. 

Cuando cae la noche hay hogares sin chimenea ni estufa, sin brisa que atenúe el bochorno de la jornada. No hay llantos, pero tampoco risas. Los diálogos son voces repetidas por el eco. Cuando cae la noche es de noche, noche cerrada. Y a oscuras vas a tientas, resbalas, caes y te lastimas.

Esta brutal antítesis coexiste bajo la misma luna. Imagino a Jesucristo pateándose pueblos y ciudades, ahora, en el siglo XXI. Y no sé por qué (o sí...) lo imagino deteniéndose primero frente a la penumbra, con una antorcha para iluminar a los hombres que van a ciegas.

(1)Parte introductoria de la "Relatio post disceptationem", "documento de trabajo, que resume las intervenciones y el debate de la primera semana, y que ahora se propondrá a la discusión de los miembros del Sínodo reunidos en los Círculos menores, según lo previsto por el mismo reglamento del Sínodo", como ha declarado el Director de la Oficina de prensa de la Santa Sede, , P. Federico Lombardi, S.J., 


jueves, 9 de octubre de 2014

Querencias.


Solamente eso. La partecita de tierra que me corresponde... llovida y soleada; abonada y segada. 

Reposar a ratos bajo la sombra del árbol que sembré y podé cuando era chico... cuando el calor abrasaba mi espalda.  

Mimar los brotes nuevos con ternura sosegada. 

Rescatar los nidos incipientes y amarrarlos a esas ramas de siempre, antiguas y seguras, donde la savia nunca muere.

Y devolver a la tierra lo que es de la tierra y al cielo lo que derramó sobre mis manos abiertas. Todo aquello que pude o supe sumar ... mientras Dios me llevaba unas veces en brazos, otras en volandas.

Y no olvidar nunca cómo funciona el mecanismo del Amor.

¿Solamente eso?