lunes, 7 de abril de 2014

Jóvenes sofistas



Existe un sistema para empujar a los estudiantes a un foro de debate. Se sortea una lista de temas y toca a quien toca. Punto. Argumentos a favor y en contra porque el alumno no sabe qué postura deberá defender hasta el día del combate verbal. 

"Me caerá el aborto..." "Está en la lista y me caerá a mí..."
"Me cayó el aborto... ¿Y ahora qué?"

Me acordaba de los sofistas, que han pasado a la historia por la dialéctica, el arte del convencimiento al margen de la verdad. Quizá fueron ellos los que inventaron la demagogia. Y a eso deben jugar un grupo de jóvenes aspirantes a periodistas. Nadie se plantea una negativa excepto una chica alta, delgada y con cara de niña. Se dirige al profesor con educación pero convencida de lo que ha decidido.  

"...si me toca defender el aborto no participaré en el debate" ¡¡?? "... comprendo  que eso significa un cero, pero no puedo ir contra la vida; no existen argumentos para matar a un ser humano..."... no, no es lo mismo que argumentar a favor o en contra de una opinión..." "... no me pida que lo haga; discúlpeme... es que no lo haré".

Tampoco es necesario montar un número, pero sí va siendo hora de dejar claro que CONCIENCIA OBLIGA.  Colocar al mismo nivel en este particular ring una trifurca sobre -se me ocurre- la salud de nuestra Monarquía, la españolidad del Peñón... y la vida humana es paralelo a equiparar opinión, certeza y verdad. Alguien podrá decir... "¿Y qué es la verdad?" La verdad es lo que es. Y lo que es... o es verdad o no es. 

Estos jóvenes, que a veces damos por perdidos, van y nos dan una lección. Chapó, Blanca.