domingo, 14 de septiembre de 2014

Antònia.


Termino el día... mejor... empiezo ya el domingo con el corazón herido y dividido. Antònia Cuadros se nos ha ido; nos ha dejado. Ha dejado el colegio de mis hijas - ya antiguas alumnas- huérfano de su profesionalidad, sentido común, eficacia, exigencia sin necesidad de ¿látigo?, autoridad genuina... cordura... La retahíla sería interminable. 

Su cabeza de mujer de ciencias y mi relación pasional por las letras fue siempre fuente de "piques" hilarantes en las conversaciones de café... Antònia. Inteligente y aguda. Culta y cinéfila. Y humana. Una humanidad exenta de sentimentalismo. Obras son amores... Obras... Consejos que me han valido en mi vida profesional y personal. Aquellos tiempos del destino del jefe en Ceuta. No me avergüenza reconocer que las lágrimas hacían acto de presencia sin avisar cuando había algún evento organizado por  el colegio y actuaban mis ciudadanos. Su mano amiga me rescataba del dolor y la soledad. Un café o un agua... una conversación sosegada,.. para que pudiera volver a casa en coche con serenidad. 

Me dejo el curso escolar en Lleida... y el bachillerato de la ciudadana tecnitas. No hace falta. Antònia lo sabe.

He podido despedirme de ella. Mi hija María -su "milagro"... a buen entendedor...- y yo apenas nos asomamos el jueves al mediodía a la puerta del Socio Sanitario. Lo justo para verla y que ella nos viera. Un beso lanzado al aire ... "¡Guapaaaa!" Quería decirle que nos acordábamos de ella, que rezábamos por ella... Salió al revés: "Acuérdate de nosotras". Ahora tengo el convencimiento de que fueron las palabras correctas, las que correspondían. Ella ya vela por nosotros. 

En la sala de estar del club juvenil Trasmall ha estado el féretro toda la tarde. Antònia yace tranquila. Su rostro emana una paz difícil de describir. Solo viéndola se entiende que, a veces, las mordeduras del alma no sangran; son pinchazos... como pellizcos... que despiertan el corazón para poder conjugar el adiós con un "hasta que volvamos a vernos". 

Gracias por todo, Antònia. Acuérdate de nosotros en el Paraíso.


6 comentarios:

Ana, princesa del guisante dijo...

Se lleva a los que van a ser buenos ángeles, quiero creer que es así. Un abrazo apretao,.

Luisa dijo...

¡Ah, querida! ¡qué dolor!Se bien que eres mujer de profundos afectos, fieles y sentidos, y sé que la querías mucho y que la admirabas, así que también sé que tu dolor es grande.

Sólo tenemos el consuelo de la fe-ni más ni menos-la esperanza de ese Paraíso prometido, el convencimiento y la certeza de que ella está en un mundo mejor junto a Dios mismo, y pensado lentamente, es tal la grandeza y la alegría de su nuevo estado, que alivia y de alguna manera compensa un poquito el dolor de la separación.

La muerte se nos presenta fría y misteriosa, dolorosa siempre. Jesús lloró por Lázaro...

Hoy me gustaría estar cerca tuya y que lo sintieras así. Hoy me gustaría estar en Tarraco y darte un abrazo, sólo eso, sin palabras.

En la misa de hoy rezaré especialmente por Antonia y por los que os quedáis y sentís su marcha. D.e.p.

Petons, muchos querida mía.

sunsi dijo...

Gracias, Princesa... Me cuesta creer que se ha ido, entenderlo... Pero descansa en paz. Un beso, querida pesoleta.

sunsi dijo...

Mi querida fuguilla... ¿Qué puedo añadir a este pedazo de comentario? Poco a poco me van contando cosas de estos pocos meses de su enfermedad. Supongo que las personas mueren como han vivido. Vale la pena...Mucho. Son lecciones que calan. Doy gracias a Dios por ello.

Un beso enooorme. Y muchas gracias, Luisilla.

tomae dijo...

Hay veces que he ido a un funeral, y veo cómo se da el pésame a los de la primera fila, Sunsi. Claro que ellos lo merecen pero estoy convencido que estando en el banco que estabas tu posiblemente necesitas tanto o más que te acompañe en el sentimiento.

Un abrazo. EPD Antònia.

sunsi dijo...

Ni siquiera pude estar en un banco Tomae. En la iglesia no cabía un alfiler. Pero llevas tanta razón... De hecho nos dábamos el pésame unos a otros. Antònia vivió haciendo el bien. Y a todos nos tocó una parte de su buen hacer.
Gracias, Tomae.