jueves, 18 de septiembre de 2014

Como el orejero.


Hay un orejero en casa. De piel... a pedazos. Una imitación cubre los reposabrazos y el asiento empieza a quejarse de tantas "sentadas". Quizá por eso es mullido y acogedor. Tal vez por eso invita a la confidencia. 

De un tiempo a esta parte abraza los cuerpos de  almas molidas por el dolor de una ruptura, la lucha por endulzar los combates con hijos adolescentes, la decepción porque un punto de apoyo dejó de serlo sin razón aparente... Cuánto alivia hablar. A menudo ni siquiera para encontrar soluciones... Hablar para vaciar, para convertir una crecida en afluente tranquilo, para corroborar que no estamos solos. 

Y uno querría ser... ¡malabarista!, prestidigitador de sueños rasgados. Visto y no visto. Pero todo se queda ahí, en el flujo amable de las palabras; con una cerveza o una bebida helada si aprieta el calor o en un café -y dos- en las tardes cortas de invierno. Envueltas en el humo de demasiados cigarrillos que se disipa cuando abro la terraza... como si el peso de todo lo que aturde se oxigenara con la marinada. 

El bálsamo del tú a tú. Que no nos falte.
Dios nos libre de la indiferencia.


"Quisiera ser convexo
para tu mano cóncava.
Y como un tronco hueco
para acogerte en mi regazo
y darte sombra y sueño.
Suave y horizontal e interminable
para la huella alterna y presurosa
de tu pie izquierdo
y de tu pie derecho.
Ser de todas las formas
como agua siempre a gusto en cualquier vaso
siempre abrazándote por dentro.
Y también como vaso
para abrazar por fuera al mismo tiempo.
Como el agua hecha vaso
tu confín - dentro y fuera - siempre exacto".

                       Gerardo Diego, de Versos humanos,1918-1925

13 comentarios:

Mariapi dijo...

Gracias Sunsi por esta caricia de palabras, el mejor empujón para afrontar el día.

Un abrazo.

Ana, princesa del guisante dijo...

Tu confín, guau... Gracias, Sunsi

sunsi dijo...

Mariapi, guapa... Gracias a ti. Sé que tú también crees en ese diálogo que alivia y descarga. Un beso enorme, Mater.

sunsi dijo...

Ese oerejero, Ana... Si algún día se tercia, ya sabes. Tuyo es. Un beso, Princesa.

pacita dijo...

Cta razon Sunsi!

sunsi dijo...

¡Pacita peinadicaaa! Madre qué ilusión verte aquí. Muchas gracias. No sé si llevo razón o no. Pero en mi caso, siempre sucede así.
Un beso, querida amiga detodalavida:)))

tomae dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
tomae dijo...

A mi me da Sunsi (y que lo digan los que se han sentado allí) que ese orejero; no lo es por él, ni por quién se sienta en él, sino por quién se sienta delante de él...

Buen Domingo Sunseta.

sunsi dijo...

Buen domingo hasta que ha dejado de llover, Tomae. Me había hecho ilusiones de dejar de sudar como un pollo... pero no. Ha salido el sol y las cuatro gotas han servido para ejercer el efecto"plancha de vapor".

A lo,que íbamos. Tú sabes lo que me cuesta mantener la boca cerrada y escuchar sin interrumpir... Y mira que me lo propongo. Así que igual el orejero, tan atrotinado, debe de tener su "aquél". Es de herencia. Viene de la casa del señor del bigote. Tal vez esa es la clave: la genética.

La de tonterías que me haces escribir, company jajaja...

Feliz domingo, Tomae.

Luisa dijo...

Esos sillones se hacen imprescindibles. Gracias a Dios ya hace uno año y un mes que no necesito el tabaco para disfrutar de una buena conversación :)
Cualquier día voy y me siento y hablo jejeje
Besos, muchos

Zambullida dijo...

Como bien dices, Dios nos libre de la indiferencia y de sus durezas.

sunsi dijo...

Mejor sin humo, Luisilla... Algún día deberé tomar una decisión al respecto;) Ojalá se diera la oportunidad y departiéramos largo y tendido, querida hedbanna fuguilla.
Un beso pal Sur.

sunsi dijo...

Si la sintieras... lanza un SOS, Zambu. Un beso enorme, querida escritora.